El miedo al dentista puede superarse


Es bien conocido el miedo al dentista de toda la vida. No importa la edad, cuando hay miedo, hay miedo. Digamos que es un miedo heredado de generaciones anteriores que debían enfrentarse a las peculiares herramientas que antaño utilizaban nuestros colegas. Sólo los instrumentales de entonces y la imaginación, podían hacer escapar del sillón a cualquiera.

Afortunadamente los tiempos cambian, las cosas evolucionan y ya nada es lo mismo. En nada se parece la práctica actual de la odontología, ni los materiales e instrumentos que utilizamos.

Aún así, el derecho al miedo es un hecho. La ansiedad que surge cuando tenemos una cita con el dentista es frecuente. En algunos casos se supera fácilmente, pero en otra cuesta más.

No eres el único

Si te sientes identificado con este problema debes saber que no eres el único, que grandes y pequeños temen a enfrentarse a un tratamiento odontológico, pero, aquí te traemos algunos consejos para superarlo.

En muy pocos casos el temor se debe a experiencia previas insatisfactorias, aunque reconocemos que es uno de los motivos. La experiencia nos dice que en la mayoría de los casos los pacientes desconocen el verdadero origen de su miedo.

Algunas personas se sienten seguras si alguien los acompaña a la consulta pues la idea de ir solos los paraliza. Otras personas sienten pánico a las agujas o a los sonidos y olores propios de una clínica. También está el miedo a experimentar dolor. En cualquier caso, los siguientes consejos ayudarán controlar cualquier desborde emocional al respecto.

Consejos básicos

  • Reserva tu cita a la hora que mas te convenga y llega con tiempo.
  • Comunícales a las personas que te atienden en la clínica que tienes miedo, están muy acostumbrados y sabrán como tratarte.
  • Realiza inspiraciones profundas y lentas, estabilizarán tu ritmo cardíaco lo que ayudará a relajar la musculatura. Controlar la respiración es un gran recurso.
  • Convierte en un hábito las revisiones periódicas ya que nos sentimos seguros con las rutinas.
  • No acudas solo cuando tengas un problema o sientas dolor. Enfrentarse cuando no te sientes bien a un miedo empeora las cosas.
  • Puedes pactar una señal con el profesional para que se detenga y espere cuando lo necesites.

Los beneficios de frecuentar al dentista son muchos

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